“Una imagen vale más que 1.000 palabras”.
Estoy convencido de que has escuchado alguna vez esta afirmación.
Utilizamos el lenguaje a diario, hablamos y escribimos constantemente para comunicarnos, es la base del entendimiento entre las personas, entonces ¿Por qué seguimos afirmando que una imagen vale más que 1.000 palabras? ¿Porque utilizamos emoticonos para transmitir estados o emociones? ¿Quién no recuerda la utilización de letras para transmitir sensaciones en forma de imágenes 🙂 ? El cerebro piensa, recuerda y sueña en imágenes, no en letras.
El lenguaje de las imágenes tiene un efecto mayor en nuestro cerebro que las palabras, ataca directamente a las emociones, a los recuerdos y a su forma de funcionar. Las grandes empresas de publicidad lo saben, por este motivo, las campañas de publicidad se basan mayoritariamente en imágenes. Las posibilidades de la fotografía en la comunicación son infinitas, la creación de imágenes que puedan ser almacenadas en la memoria gráfica, asegura la trasmisión y recuerdo del mensaje. Si la imagen es lo suficientemente atractiva o emotiva, nuestro cerebro la almacena directamente y probablemente la recuerdes toda tu vida.
Si la acompañamos de texto, este tiene que ser simple, corto y fácil.
En el libro Cómo crear mapas mentales, el psicólogo Tony Buzan propone el siguiente ejercicio:
Buzan, Tony. (2013) Cómo crear mapas mentales. Barcelona: Ediciones Urano.
El juego de la imaginación y la asociación
Lee la palabra en mayúsculas en el centro de esta página y a continuación cierra los ojos durante 30 segundos y piensa en ella.
FRUTA
Cuando lees la palabra FRUTA y cierras los ojos, ¿Qué ves en tu pantalla interior? Seguramente no ves una palabra desnuda, dado que tu cerebro inmediatamente habrá generado una imagen de tu fruta favorita, o de un cuenco de fruta, o de una frutería y así sucesivamente. Probablemente veas también los brillantes colores de cada fruta, y relaciones sus correspondientes sabores y olores.
Todo esto ocurre porque tu cerebro produce imágenes sensoriales, con asociaciones y enlaces apropiados que irradian de su centro. Las palabras desencadenan este proceso mental. A través de las palabras tu cerebro es capaz de generar imágenes en 3D con infinitas asociaciones, absolutamente personales.
…
Piensa una vez más en el ejercicio que acabas de terminar: ¿Cuánto tiempo ha empleado tu cerebro para generar la imagen de la fruta? La mayoría de las personas contesta que la imagen le ha venido a la mente “de inmediato”.